Regreso de 20Mares...
Actualizado: 8 jul 2019

Que hago en el cine escribiendo?
Hace una semana justa que he llegado a Asturias.
Tengo la cabeza como una olla a presión y creo que sé por qué es. Me falta algo. Me falta la carretera, necesito la realidad de las dificultades y la magia de las sensaciones que experimenté durante 50 días.
¿Qué leyes lógicas me estoy saltando para que me sea tan difícil permanecer en lo que, se supone, es mi hogar? Rodé durante 12 horas diarias la mayor parte de los días, comí mal, pasé mucho calor y mucho frío, dormí poco, bebí agua que parecía té y café que parecía petróleo; pero todo ha formado parte de la experiencia más bonita que pude imaginar.
Superarlo será difícil.

Me predijeron decenas de peligros que no encontré en ninguna parte. Sin embargo, no me advirtieron de la belleza de los lugares y de la bondad de las personas. Tal vez porque cada vez creamos menos en ellas.
Todos hablamos de lo mismo en diferente idioma. Comemos lo mismo preparado de forma diferente. Tenemos los mismos sentimientos, inquietudes y necesidades pero en diferente medida. Podemos colocar candados en los puentes, pintar en las rocas o tirar monedas en las fuentes; al fin y al cabo, todos guardaremos iguales secretos y tendremos similares deseos. Nos marcó un pasado y nos encasilla un presente.
Es curioso cómo algunos describen y juzgan de forma tan arbitraria sin haber salido de sus casas.
En 27.000 kilómetros no me permití ni un instante de dudas. Calculé las etapas cada noche sin precisión alguna, solo esperando encontrar lo que deseaba, ser sorprendida.
Esperar que las cosas sucedan por sí mismas, no buscarlas, es la clave. Camioneros albaneses y turcos, mercaderes, policías, turistas, pastores, niños y ancianos se sorprendían al ver a Walkiria; y sus ojos se abrían aún más cuando, despojada del casco, confirmaban que se trataba de una mujer.

Su curiosidad no tenía límites. ¿Cuánto corre? ¿Cuánto cuesta? ¿De dónde eres? ¿A dónde vas? ¿Sola? Preguntas que gustosa contestaba una y otra vez para terminar invitando a subirse a mi #BMW F 800 GS Adventure a todo el que quisiera; eso les llenaba tanto que entonces eran ellos los que no sabían cómo agradecer tal gesto y esgrimían una enorme sonrisa; trazaban mi ruta indicándome cuál era la carretera con los paisajes más bonitos. Me decían dónde hacer noche de forma agradable y tranquila. Abrieron las puertas de sus casas y comercios; me agasajaron con viandas y bebidas refrescantes, animándome cuando creyeron que me hacía falta un empujón. Me hicieron reír y llorar de emoción.
Sentí cosas que no había sentido nunca. No eran los colores de los campos o las casas, tostados en Turquía y tan verdes en Noruega; tampoco el olor de calles, tan característicos y diferentes. Compartimos historias pasadas, proyectos cumplidos y pendientes; de esos que los riders conocemos bien. ¿Dormir para soñar? No. Rodar para hacer realidad los sueños.
Tanta admiración y respeto me hizo sentir bien y corresponder de la misma forma. Adoptando sus hábitos, disfrutando de sus costumbres y respetando sus creencias.
Cada mar me mostró una forma de vida. Playas repletas de turistas, diminutos muelles pesqueros y grandes puertos de atraque. Solitarios acantilados. Paso de barcazas cargadas de mineral, y vías de escape para grandes industrias. Aguas verdes y transparentes, azules, teñidas de carbón o densas por las algas. Tranquilas o picadas. Aguas llenas de vida con sus grandes olas o serenas y firmes.
Nada pudo impedirme ver lo que había un kilómetro más adelante.

Las carreteras me hablaron de sus gentes. Transportistas tan pacientes que hacen de la cabina del camión su casa. Controles, límites, obras. Animales. Puestos de fruta, cerámica, hamacas, sombreros, pescado, miel, bayas, etc. Barracas por restaurantes o grandes estaciones de servicio. Casetas transformadas en hoteles; hoteles que son castillos.
Cada frontera era el paso hacia lo desconocido, otro idioma, otra moneda. Mi meta era el descubrimiento, y con él, trasmitir y entretener.
¿Ahora qué puedo hacer? 20Mares no ha terminado, sacar lo que llevo dentro para que cada uno de vosotros podáis disfrutar de todos los rincones por los que he pasado, será una labor enriquecedora. Durante tantos kilómetros las ideas se han ido agolpando bajo el casco dando paso a nuevos proyectos, diferentes, pero tan interesantes como éste. Juntos abriremos las puertas del mundo para atravesarlas con nuestras motos. Soñar muy lejano.
