Objetivo... LE PETIT DAKAR
Actualizado: 13 jul 2019

Video original de Le Petit Dakar 2015
Tenía mis dudas.
Como no tenerlas...?
Por un lado el médico me dice que no puedo coger la moto; es pronto, la lesión puede acentuarse y hablamos de dolor continuo y persistente.
Por otro, esa duda interminable que siempre surge, -caray que soy madre y ya estuve dormida una vez…! quizás ya no sea el momento de ponerse a estas cosas, que nada tienen que ver los 20 ni los 30 con los que ya rondan.

Ni así me puedo quedar en casa, hay que intentarlo.
Cuatro meses parada, encorsetada en hierros… Si no podía sentarme delante de un ordenador como podría llegar a Algeciras en moto? Y bajar hasta Tan Tan? Y surfear las piedras y la arena con semejante máquina…?
Vuelvo a la insensatez que tan insensatamente achacamos a los adolescentes.

Cargué la moto sólo con lo necesario, pero ya no quedaba ni un sitio donde poder llevar mas. Gracias a las alforjas y maletas de #Oasisand solucioné el problema del espacio. Equipación de campo y herramientas eran lo más importante para mi en esta ocasión.

Salí de casa con un primer objetivo. Antes de llegar a Algeciras debía pasar por el Parque de Monfragüe. El 27 de junio había hecho una promesa, y como decía mi hijo Éric recién había empezado a hablar, “una promesa es prometido, mamá”.

Justo después del cartel que indica el comienzo del Parque, a 50 metros, allí está la pared de roca contra la que me había tropezado.
Miré hacia ella.
Sólo fueron cuatro meses perdidos. Sólo la impotencia de no saber por que no pude evitarlo, y la certeza de que puede volver a pasar.
Pasé página y continué, Le Petit Dakar me esperaba y estaba dispuesta a terminarlo fuera como fuera.

Llegar hasta #Algeciras no estuvo nada mal, pero bajar hasta Tan Tan se iba a hacer largo. Cuando miré a Walkiria, di las gracias en silencio a #Lolopámanes. De no ser por su asiento, no habría podido llegar.

Solo dos pilotos hicimos todo el camino hasta #Tafnidilt en moto, el resto fueron en coche con las motos en los remolques.

El padre de Josep y mi padre hicieron la mili en #Sidi Ifni y nos hacía ilusión volver a casa con una foto de nuestras motocicletas delante del cuartel que por aquel entonces, los alejó involuntariamente de sus familias.

Nos desviamos unos kilómetros y descansamos de la intriga que gastábamos por no saber lo que íbamos a encontrar. Habían pasado más de 50 años.

El cuartel, antaño de los españoles, ahora está ocupado por el ejército marroquí y no fue posible acercarse mucho.
Allí estuvimos por un momento los dos sin decir nada, pensando que la distancia hace 50 años no era la misma que ahora, a pesar de haber los mismos km.
Después cruzamos las montañas atestadas de chumberas para darnos prisa en reunirnos con el grupo en #Tan-Tan; había que cambiar los neumáticos y llegar a Tafnidilt.




Muchos ya conocíamos Marruecos en moto, pero llegamos a Tan-Tan con la seguridad de que esta vez sería diferente.




12 motos. Cada una preparada a conciencia para la gran prueba.



Cada una reflejo de la ilusión de lo que su piloto llevaba dentro.



Fuimos un grupo muy polifacético, valíamos para todo, y más. Muy unidos, supimos afrontar y reírnos desde el primer momento de cualquier trance, y cuando surgieron las dificultades todos supimos cual era nuestro papel y lo asumimos sin perder la calma y sin olvidarnos de que estábamos allí porque era lo que de verdad queríamos... un reto, un sueño, un objetivo.


Una por una las motos fueron dejando ver alguna debilidad, como sus pilotos, propia del esfuerzo al que estaban sometidas; y una a una volvieron a ponerse en ruta.

Las horas en el desierto nos iban marcando sin darnos cuenta, siendo el trabajo en equipo y el apoyo físico y mental la pieza clave durante los cinco gloriosos días.



Monty demostró su habilidad para reparar casi todo y Benito ya dejó muy claro que "el radiador está sobre valorado..." (risas)

Nadie dijo que fuera fácil, el #desierto te atrapa, su belleza te envuelve y su fuerza hace que la batalla sea cada kilómetro más dura.


En nuestras expresivas caras se leía claramente el cansancio y la satisfacción por estar en el #Sahara. Es algo que llevaremos con nosotros y nadie nos puede arrebatar, somos los protagonistas de esta nueva leyenda... Le Petit Dakar.



#PeraOutdoor tiró de nosotros con la fuerza de un espartano, o no... de un tingitano.

Dejó muy claro, con su actuación, que conoce el desierto mejor que nadie. Ni mapas ni tracks, todo está en su cabeza, o en su corazón, porque toda una vida dedicada al desierto habla mas de sentimientos que de otra cosa.



Donde el 80 % es piedra también crecen algunos cactus y matojos, que si bien Juan nos iba relatando sus nombres, no me acuerdo de ninguno de ellos, sólo recuerdo sus curiosas formas.




Las acacias son las únicas que dan un poquito de sombra... y también dan largas y duras púas con las que hay que tener mucho cuidado;

Me encanta!!
Si a esto le sumas lanzarse hacia el horizonte con Walkiria, no hay más que pedir.

Cuando el dolor hizo que mi cabeza dejara de estar en su sitio, me dí cuenta de por qué, el médico, no me había dado el alta. Pensé que si por mi testarudez tenía un accidente y causaba un problema al grupo, no me lo perdonaría nunca. Decidí finalizar LPD en 4x4.



Y ahora le puedo decir a mi traumatólogo: ""No pude completarlo en moto, pero lo he conseguido, he hecho Le Petit Dakar, he conocido a gente estupenda y no me he rendido... ahora ya puede hacer usted el escaner y verá que mi D7 tiene dibujada una sonrisa.""
Me he divertido de todas las formas posibles: Por carretera, arena, piedras, agua... En moto, en 4x4 y hasta en el ferry me he reído! de botas, playeras, con chanclas y a lo loco; con traje de cordura, equipación de campo, vaqueros, mallas... delante de la cámara y con ella en la mano; Con el pelo suelto y recogido, sucio, enredado, tapado con el casco o con un pañuelo... He pasado calor en el desierto, frío bajo las estrellas en los campamentos y hasta me he mojado los pocos días de lluvia. Me he caído y me he levantado... y hasta me ha dado tiempo a soñar!!!

Muchas gracias a todo el equipo, ha sido genial conoceros y espero que volver a veros muy pronto.
Abrazo chicos!!!


Crónica oficial de Le Petit Dakar por Pera Outdoor
Le Petit Dakar 2015... como en los viejos tiempos.

La primera edición de Le Petit Dakar terminó el pasado día 16 de octubre en Tantan, en el Sur de Marruecos. Le Petit Dakar no es una competición, se trata de un viaje de aventura que recorre el Sahara Occidental, el verdadero desierto. Sigue las pistas de los antiguos rallies Paris Dakar africanos con los que comparte itinerarios, dureza y espíritu de superación. Esos ingredientes mezclados han dado como resultado un viaje que todos los participantes difícilmente podrán olvidar.
Doce motos y sus pilotos de toda la geografía española acudían a esta llamada a la aventura el día 11 de octubre en Tafnidilt donde comenzó y terminó esta primera edición de Le Petit Dakar. A medio día del domingo 11 los participantes llegaban a Tafnidilt para descargar las motos de los remolques, cambiar neumáticos y dejarlas listas para comenzar el recorrido a la mañana siguiente. Las dos BMW de Judith y Josep ya habían atravesado España y llegaron rodando hasta el inicio de esta aventura con más de dos mil kilómetros en sus ruedas.


Tras un enlace por asfalto de unos 70 kilómetros en Mseied comenzaba la primera etapa de Le Petit Dakar 2015, un recorrido circular que terminaba en un campamento en el mismo Mseied. El inicio de la etapa ya apuntaba la dureza del itinerario con unos primeros kilómetros de arena sobre el cauce de un río que nos llevaban a una complicada pista pedregosa y serpenteante entre los barrancos del Djebel Ouarkziz, la frontera natural del Sahara. La etapa atravesaba de Norte a Sur la franja del Sahara Occidental que con motivo de la independencia de Marruecos, España le cedió en 1958. La primera parada, el primer CP, estaba situado en el viejo puesto militar español de Amote que controlaba un paso en la montaña del Djbel Ouarkziz y que después sería utilizado por el ejército marroquí en su guerra contra el Frente Polisario. Aprovechábamos para repostar, almorzar y reparar una fisura provocada por las defensas en el carter de la BMW F800GS de Judith en un vuelco a baja velocidad. Por otra parte sus vértebras, rotas hacía apenas tres meses, decían basta y tuvo que pasar a conducir el 4x4 de cola.

El itinerario del día continuaba fuera de pista por una zona complicada con incluso alguna trialera que nos llevó hasta El Boirat, una pequeña población junto a un río, seco por supuesto. A partir de ahí la organización decidió tomar una alternativa más corta ya que la dificultad del recorrido había provocado algún retraso aunque aún así se llegó de noche al campamento. A unos treinta kilómetros del campamento y casi en parado, Paco que tenía problemas con la iluminación de su LC4 Adventure caía de la moto con la mala fortuna que esta cayó sobre su pierna causándole una fractura y tuvo que ser evacuado al hospital de Tantan donde fue excelentemente atendido y posteriormente trasladado a Agadir y España.
Debido a algunos problemas mecánicos que no pudieron ser solucionados en la noche anterior la salida de la segunda etapa se atrasó. La organización decidió entonces alterar los planes dejando para otra ocasión el campamento en Hausa y manteniéndolo en Mseied. Cerca del medio día terminaban las reparaciones, el ambiente en el campamento era impresionante con todos volcados en poner a punto las motos averiadas. No había tiempo para mucho ya y la etapa se redució a un recorrido por una pista bastante pedregosa que conducía al río Aouinet Asguer donde los participantes disfrutaron del espectáculo del paisaje que rodea unos abrigos donde se pueden ver unas pinturas rupestres que ilustran que el Sahara no siempre fue un desierto.



Nuevamente la organización se vio obligada a improvisar un recorrido para la tercera etapa del miércoles 14 de septiembre para compensar el atraso del día anterior. Las piedras continuaban haciendo compañía a los participantes. El primer CP se estableció en el antiguo fuerte español de Tarf el Gueba bastante bien conservado a pesar de sus antigüedad junto con otras construcciones auxiliares como un horno de pan. La etapa técnica y sinuosa a través de las zonas montañosas del Norte del Sahara Occidental fue del agrado de los participantes. El recorrido estaba sembrado de restos de la historia de la región desde túmulos funerarios preislámicos con más de 300 años a los “muros” de la guerra de Marruecos con el Frente Polisario. A unos cien kilómetros de final de la etapa en el cauce del Ued Chebbí una piedra arrojada involuntariamente por la rueda trasera de uno de los participantes impactó en el radiador de aceite de la BMW R1200GS de Josep causándole una aparatosa fuga de aceite. La moto fue remolcada hasta el campamento donde se terminó de desmontar el radiador y se limpió. Había que dejarlo secar y se decidió soldarlo y montarlo por la mañana. La WR450 de Daniel también estaba dando guerra con la carburación y la electricidad.
Con los nuevos atrasos la cuarta etapa se vio también reducida pero es que el espíritu solidario del grupo no hubiera permitido dejar a nadie atrás, todos se afanaron ayudando en las reparaciones. Nos desplazamos por asfalto hasta Akhfennir y allí algunos decidieron quedarse ayudando con la WR450 o almorzando en el hotel y estableciendo comunicación con el mundo exterior a través de wifi, y el resto se fue a “jugar” a las dunas del Oued Khenifis y la sebja cercana.





En la quinta y última etapa volvía a predominar la piedra de la zona costera del Sahara pero los espacios eran abiertos y el ambiente impresionante. Entre piedra y bella desolación los participantes se encontraron con uno de los muchos ríos con los que se han encontrado y cruzado pero ese llevaba agua y lo hace de forma permanente, todo un espectáculo para la vista. Pistas técnicas y fueras de pista por zonas de pastos siempre con un horizonte abierto y para dejar buen sabor de boca la etapa terminaba con un delicioso tramo sobre un rio de arena. Ya solo nos quedaban unos kilómetros de asfalto para llegar de nuevo a Tafnidilt, donde nos esperaba el hotel y nuestros coches y remolques.



Los asistentes a esta primera edición de Le Petit Dakar han disfrutado de una dura experiencia en el verdadero desierto insuperable sin la camaradería y colaboración de este grupo de pilotos que han compartido cinco jornadas a través de las pistas del Dakar y la historia de aquel desierto que tantos secretos esconde. Como nos comentaba Emilio, XT660, acabar los dos enteros ha sido todo un reto superado con satisfacción. Le Petit Dakar es un viaje de descubrimiento a la antigua, nunca sabremos si se va a llegar a la seis al hotel para ducharse y cenar a las ocho, aunque al final siempre se cene, el verdadero desierto es así y queremos aventura. Donde encuentres la comida o el agua, come o bebe, no sabes lo que puede venir después. La organización ha demostrado su capacidad de adaptación e improvisación ante los problemas que se han ido presentando. De este viaje ha salido un auténtico “grupo de moteros” con ganas de compartir muchos más kilómetros y vivir aventuras juntos.
