Lo que iba a ser una noche de desconexión de tanto trabajo en compañía de amigos, a los que no veía desde hacía mucho tiempo, termino siendo un fin de semana peculiar, distinto y gratamente novedoso dentro de mi mundo motero.
Salí de trabajar a las 8 de la mañana y me puse dirección a Ávila. Tras una parada en Palencia llegué justo a tiempo para comer.
Lo habitual hasta este momento era encontrarme con un montón de motos trail equipadas con enormes maletas y repletas de pegatinas al estilo de Walkiria. Sin embargo, en esta ocasión, descubriría el rojo de las motos, de la pasión, la velocidad y las sensaciones más fuertes. Monocromía solo rota por alguna Diavel o Monster tan negras como el azabache.
Una primera toma de contacto más que agradable. Y que me hizo sentir ya como de la familia. De la familia DOC DCE.
Todo preparado para la charla.
Emocionada, voy recordando cada detalle de mis viajes. Podría hablar horas y horas de divertidas anécdotas y curiosos avatares sucedidos a a lo largo de tantos km que van marcando mi vida, de añoranza por volver, y de ganas por continuar haciendo lo que hago.
Llegó el momento en que debería de intervenir Juan Carlos Toribio, presidente de #IMU, Organización Internacional para la Defensa de los Motociclistas, pero por circunstancias familiares de fuerza mayor no pudo asistir.
Echamos de menos su carisma, informando de la labor de IMU duramente este último año, la necesidad de concienciar a todos los moteros sobre nuestros derechos y necesidades en materia de seguridad, y también de la necesidad de unión y colaboración para obtener mejores resultados.
David, delegado IMU de Extremadura, y yo, lo intentamos breve mente con ejemplos tan claros como… -tenemos móviles de 900 €, pero racaneamos a la hora de comprar un buen casco o unas buenas protecciones-. -No colaboramos con la Organización por nuestra propia seguridad, cuando ésto sólo supone algo más de dos cafés al mes-. -Nos preocupamos mucho más de los extras, en muchas ocasiones baratijas, que le colocamos a la moto, pero no reclamamos el buen estado de las carreteras, la correcta señalización o el cumplimiento de la normativa de calidad de nuestros propios equipos...-
Mucho tiene que ver ésto con el objetivo de esta VII KDD, la
recaudación de fondos para #Aspaym, Asociación Nacional deLesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos. Como moteros,
no debemos olvidar que a nosotros también nos puede suceder, no
debemos pensar que somos inmunes.
Fue, y habrá mas, un momento en el que se pudo demostrar la
solidaridad motera de la que tanto alardeamos. Pero esta solidaridad
debe ser constante, continua y aliada con quienes ofrecen su tiempo,
medios y esfuerzo en beneficio de todos, como hacen Aspaym e IMU.
Las prisas en el comedor para la cena precipitaron el final del
coloquio, que estoy segura de que a muchos nos habría gustado
continuar. Quedaba mucho finde aún por delante.
A pesar del buen ambiente que se respiraba en el grupo, y recién llegados los más rezagados, todos se retiraron no demasiado tarde con la intención de estar frescos para la ruta del sábado.
Avila amaneció con un sol radiante, y más de 150 motos serpenteaban el Herradón, el Barraco, Navaluenga y Navalmoral de la Sierra antes de llegar hasta la amurallada Ávila.
El paso por el pantano de Burguillos me recordó que aquella carretera no era desconocida para mi.
Retumbó en la plaza el peculiar sonido de ‘las panderetas’ como apodé, de forma cariñosa, a los embragues en seco que hasta este encuentro nunca había visto. Me sorprendió su funcionamiento y me resultó singular el distintivo sonido que emiten.
Platos típicos, como las patatas revolconas y el chuletón, para la comida en el Centro de Exposiciones y Congresos Lienzo Norte.
Acudieron a la comida moteros de corazón, de los que permanentemente
van sobre dos ruedas y que abren gas con la fuerza de sus brazos.
Solo el hecho de su presencia allí deja claro su valor y su ausencia
de rencor, hacia la que posiblemente les dio muchos buenos momentos y
uno solo fatídico que les postró, para el resto de su vida, a una
silla. Añoran salir a rodar, y su sonrisa, mientras nos cuentan
sobre modificaciones a ciertas motocicletas para poder subirse,
despierta en nosotros gran admiración.
Y vuelvo a recordar todo lo que IMU está haciendo para evitar estos
accidentes, y por ayudar a los que desgraciadamente ya han pasado por
algún trace, y me siento orgullosa de formar parte de ella.
A media tarde llegó el momento más esperado de la KDD, EmilioZamora ya estaba preparado para dejarnos, una vez mas, con la boca
abierta. En esta ocasión, con más ilusión si cabe por tratarse de
recaudar fondos para Aspaym.
Disfrutamos como niños, y los niños como mayores; giros,
invertidos, saltos… por una buena causa.
En cada lugar, en cada momento siempre hay imágenes que me quedan
grabadas para el recuerdo, y que siempre me dibujarán una sonrisa…
Emilio en su moto y David, de Vallecas, en su silla de ruedas en el
centro de la pista… Esas imágenes son las que me remueven por
dentro, me hacen replantear muchas cosas en la vida y hasta me hacen
llorar de envidia porque yo no se si tengo el mismo coraje; y me
gustaría tenerlo.
Más tranquila el alma, nos reunimos para cenar mientras hacíamos
balance de una VII KDD que destaca por su valor solidario, por su perfecta
organización y por un ¡¡¡buen rollo que flipas!!!.
Gracias a DOC DCE por esta oportunidad y gracias a los pilotos y
familias de monturas rosso por su acogida.